¿QUÉ ASPECTOS FAMILIARES INFLUYEN MÁS EN EL HÁBITO DE ESTUDIO DE NUESTROS HIJOS?

¿QUÉ ASPECTOS FAMILIARES INFLUYEN MÁS EN EL HÁBITO DE ESTUDIO DE NUESTROS HIJOS?

Estudiar es aplicar la inteligencia  o ejercitar el entendimiento para adquirir el conocimiento de una cosa, aprender un arte o una profesión, memorizar el contenido de algo, etc. También significa observar, examinar, pensar o considerar algo con detenimiento para conocerlo, comprenderlo o buscar una solución. Tener un hábito de estudio es fundamental para estudiar bien.

El estudio tiene 2 perspectivas:

1.-  Estudio como técnicas

2.-  Estudio como hábito

¿Cuál de las dos es más importante?

Técnica es…estudiar  utilizando el subrayado, esquema o resumen.

Hábito es… estudiar todos los días incorporando esta actividad como una más de nuestras rutinas de cada día.

¿Dónde pueden actuar los padres?

Pueden actuar en ambos. Sin embargo, establecer un hábito de estudio es fundamental ya que cualquier técnica sin constancia está condenada al fracaso.

Conviene remarcar que las rutinas les dan seguridad y les ayudan a moverse en su mundo.

Así que nos concentraremos en cómo crear las condiciones más favorables para que nuestros hijos e hijas adquieran una rutina de estudio.

Si reflexionamos sobre los elementos que han favorecido el aprendizaje de un hábito, llegamos a la conclusión de que, sobre todo, ha dependido de:

  •  Saber lo que se quiere
  •  Motivación: es el motor que nos  pone en camino
  •  Personalizada
  •  Constancia y voluntad:
  •  Un poquito de ayuda

Si como padres queremos que nuestro hijo convierta en hábito la actividad de estudio tenemos que aceptar el estudio como una rutina más y actuar en consecuencia como en el aprendizaje de cualquier otra rutina.

Sin embargo como es una rutina compleja, conviene tener muy en cuenta, en primer lugar, que existen aspectos familiares de enorme influencia e interesa que se incorporen en el repertorio de actuación familiar como puntos clave para conseguir un hábito de estudio en nuestros hijos. Son los siguientes:

  1. Coherencia de normas y límites que rijan en la familia: obediencia, orden, respeto y otras rutinas establecidas en sueño, alimentación descansos, juegos, salidas…

El modelo que ofrezcamos será la referencia más directa que va a tener. Si llegamos cansados de trabajar, nos sentamos y exigimos que nuestro hijo después del colegio se ponga a hacer deberes y estudie, quizás no lo entienda. Habrá que buscar actividades que hacer en casa para que nuestro hijo vea que todos tenemos trabajos extra que hacer. Así también podremos planificar los descansos.

  1. Conscientes de la influencia

La actitud que mostramos los padres ante las capacidades y actitudes de nuestros hijos no pasan desapercibidas para ellos.

Es importante que los padres valoremos su capacidad de trabajo en su justa medida. Por un lado, debemos animarles a estudiar y facilitarles las cosas. Pero no debemos olvidar que los niños son algo más que lo que consiguen a nivel académico. Las notas no son lo único valorable en su conducta. Si el rendimiento es un problema hay que plantear las cosas con asertividad y confianza.

  1. Seguros al administrar consecuencias positivas y negativas.
  2. Autonomía personal o hacer ciertas cosas por sí solo como preparar y recoger materiales de trabajo escolar o apuntar los deberes en la agenda.
  3. Estar presentes en la adquisición y el seguimiento de las rutinas.

 

PUEDES DESCARGAR NUESTRA LISTA DE CHEQUEO DE HÁBITOS DE ESTUDIO: CHEQUEO TE.

 

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