La educación plantea continuos retos. Desde un punto de vista social y superficial el maestro es considerado técnico que se dedican a transmitir conocimientos que otros “políticos del turno” ajenos al sistema educativo, plasman en la legislación correspondiente.
En una reflexión más profunda tenemos que tener en cuenta que, efectivamente, el trabajo del profesor es una interpretación de sus conocimientos, pero también una consecuencia de sus valoraciones. El pensamiento docente lo forman: valores, creencias, actitudes, ideología y percepciones. Por lo tanto su actuación como profesor está determinada por sus conocimientos y sus creencias.
TRES RETOS DE LOS DOCENTES
En la mente del profesor conviven constantemente dos realidades: la ideal y la real. Todos los días se enfrentan a la contradicción entre lo que se cree y lo que se hace; esta situación se convierte en el primer reto de su trabajo; en muchas ocasiones esto no es debido a falta de motivación personal sino más bien a factores externos (falta de tiempo, problemas organizativos, falta de competencias). Y esto hace que un profesor en ocasiones no actúe como cree que debe hacerlo.
El segundo reto surge con cada curso, con cada grupo. Todos los años se presentan les a los profesores nuevos desafíos, sobre todo en atención a la diversidad; y las exigencias de las nuevas demandas les obligan a una adaptación de su manera de pensar y de hacer orientada al aprendizaje de alumnos concretos. Esto requiere del profesor una competencias de conocimiento y sociales (comprender, relacionarse, gestionar…) para poder impartir una enseñanza adecuada.
Hoy día, cuando se habla de la capacidad de los profesores, hay una falta generalizada de respeto hacia el conocimiento práctico de los buenos profesores. Y se hace hincapié en incrementar las competencias que permitan desarrollar su actividad a través de programas integrados de contenidos y lenguas extranjeras y adaptar la práctica diaria educativa basada en nuevas tecnologías.
El tercer reto es vital y urgente: los profesores deben desarrollar tanto sus competencias digitales como en lenguas extranjeras si quieren poder responder a las demandas de la sociedad. La formación del profesorado se considera un elemento fundamental para la mejora de la calidad de la enseñanza, algo tan demandado en el sistema actual.
LOS DOCENTES EN LA ACTUALIDAD
La actividad docente se está complicando tanto que el trabajo para una correcta implementación de las innovaciones educativas provocan que la sociedad demande al profesor más capacidades y competencias, aquellas que son propias de la educación (programar, enseñar, evaluar) y con qué (tecnologías y lenguas extranjeras) y otras de ámbito social-personal con las que atiendan adecuadamente a la diversidad (tutorizar, innovar, investigar). Esto hace que los maestros deben adaptarse a lo que la sociedad demanda.
