CONSEJOS PARA APRENDER NORMAS Y LÍMITES EN LA FAMILIA

CONSEJOS PARA APRENDER NORMAS Y LÍMITES EN LA FAMILIA

Todas las personas necesitan unas normas y unos límites para poder convivir dentro de los grupos humanos y sociales a los que pertenecen. El primer grupo social al que pertenece un niño es su familia, en ella el niño aprenderá todas las normas y todos los límites necesarios para una buena adaptación a su entorno.

La enseñanza adecuada de normas y límites cumple varias funciones:

  • Transmitir unas pautas de convivencia que permitirán a los niños una mejor relación con sus semejantes, al aprender qué es lo que está permitido y qué es lo que está prohibido.
  • Enseñar a los niños a tolerar la frustración; esto es importante porque fuera del entorno familiar los niños no siempre conseguirán lo que quieran y deberán experimentar frustración.
  • Guiar la construcción del carácter, favoreciendo que podamos mejorar aspectos del mismo.
  • Favorece la autoestima, cuando sabemos lo que tenemos que hacer y lo conseguimos.

A partir del año el niño entiende la palabra no, por lo que a partir de esa edad podemos empezar a establecer límites.

Al principio el niño cumple con las normas de una manera impuesta, sin entender cuáles son los motivos que hay detrás de estas normas, sin embargo, tan pronto como sea posible habrá que ir explicándole el “porqué” de cada norma.

La comunicación es fundamental para conseguir el éxito en el establecimiento de normas y límites. Hay que saber escuchar al niño prestándole atención y dejándole hablar, ser empáticos con él y saberlo motivar. A medida que vayan creciendo se podrá dar mayor libertad, pero siempre priorizando que esa libertad acaba cuando empieza la del resto de la familia.

Por supuesto que, a la hora de poner los límites, el padre y la madre se tienen que poner de acuerdo. Para llegar al consenso entre padre y madre se debe invertir el tiempo que haga falta. Todos podemos llegar a un acuerdo de mínimos con la mirada puesta el beneficio de nuestro hijo.

Por último, será mejor establecer pocas normas, bien definidas y adaptadas tanto al niño, como a las rutinas de la familia y también adaptadas al temperamento del padre y de la madre. Porque si establecemos muchas normas, casi seguro que ni el niño ni el resto de miembros de la familia lleguen a tenerlas todas claras.

Si queremos que nuestro hijo avance en positivo hacia una personalidad segura y adaptada tendremos que educarle en la aceptación de normas y límites, ya no solo en casa, sino en el resto de ámbitos en los que va a tener que desenvolverse a lo largo de su vida.

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