EL PODER DEL HÁBITO DEL SUEÑO

EL PODER DEL HÁBITO DEL SUEÑO

Dada la importancia de dormir bien, y el papel que los padres pueden tener en la creación del hábito del sueño y en enseñar a los niños a dormir solos, hemos decidido hablar del tema basándonos en el libro de Eduard Estivill: Niños descansados, niños felicesEd. Penguin Random Hause Grupo Editorial, Barcelona, 2016

El poder del hábito: Puedo enseñar a mi hijo a dormir solo

Dormir bien tiene muchas ventajas porque:

  1. Permite que el cuerpo descanse y recupere energías
  2. Permite que la mente descanse
  3. Ayuda a asentar el aprendizaje escolar
  4. Fortalece el sistema inmunológico
  5. Facilita el crecimiento.

Por todas estas razones merece la pena cuidar el hábito del sueño de nuestros hijos. Es un hábito que debe aprender y nosotros como padres somos responsables de enseñarle cómo conseguirlo.

No importa la edad que tenga nuestro hijo, siempre nos podemos poner en marcha. Partiremos de cero emprendiendo un camino nuevo y lo conseguiremos. Necesitamos confianza, constancia y buenas dosis de cariño. (las tres “c”).

Todo buen maestro debe tener preparada la clase cuando se dispone a enseñar a su alumno. Así pues, antes de emprender la enseñanza de cualquier hábito es recomendable trazar un plan de ruta general que nos guiará durante todo el proceso.

Plan de ruta general

  1. Planificar bien el día. No podemos ir a 120 por hora durante el día y frenar en seco para irnos a dormir.
  2. Despertarse con calma (3 minutos para estirar el cuerpo).
  3. Preparar un desayuno de verdad, con un lácteo, una fruta y cereales.
  4. Un paseo corto (15 o 20 minutos) antes de cenar para poner punto y final a las obligaciones diarias.
  5. Baño de sol diario.
  6. Encontrar momentos de risas y placer con nuestros hijos.
  7. Tiempo de siesta.
  8. Tiempo de deberes escolares, lectura y ocio.
  9. La cena, la comida fundamental. Hay que buscar alimentos que faciliten el descanso.
  10. Preparar el momento de ir a dormir
  11. Tener una rutina y horarios claros y regulares,  mantenerlos todos los días con constancia y paciencia.

Llega el momento de ir a la cama. Puedo enseñar a mi hijo a dormir solo.

El sueño se puede entrenar como cualquier otro hábito y esto es así porque los ciclos de sueño están regulados por células cerebrales que funcionan como un reloj. El objetivo del reloj es sincronizarse con el ritmo solar: dormir cuando no hay sol y estar despierto cuando hay luz solar. Al repetir los mismos estímulos cada día, el reloj interior del niño sabe que es la hora de ir a dormir.

El niño consigue la tranquilidad después de repetir todas las noches las mismas cosas.

  1. El momento de ir a la cama llega después de cenar. Justo cuando esto ocurra se retira de la mesa todo lo que tenga que ver con la cena. Esta va a ser la primera señal  junto con lavarse los dientes.
  2. Un ratito para mimos: (15 o 20 minutos) después de cenar y antes de que se acueste, lectura de un cuento, un masaje, un ratito de conversación, unas caricias.
  3. Elegir 1 o 2 elementos externos que acompañarán al niño mientras duerma: un peluche personalizado con un nombre, chupetes, estrellas pintadas en la pared, móviles colgados, etc.
  4. Dejar al niño en la cama o mandarle a la cama. Tener preparadas un par de frases para decirle mientras os alejáis: “Te quiero mucho, por eso te enseño a dormir solo. Comprendo que llores porque estás aprendiendo. No te preocupes papá y mamá te quieren y no te abandonan; tienes a Peluche y tus estrellas que te acompañan”.
  5. Salís de la habitación. Si sigue llorando hacéis una segunda visita después de tres minutos,  os acercáis y empleáis las mismas palabras. Si se despierta por la noche y llora, lo mismo. Si vomita actuad con serenidad,  limpiáis y repetiréis las mismas palabras.

Conviene tener presente que estáis enseñando y todo aprendizaje requiere constancia, paciencia y cariño por parte nuestra.

Como padres, nuestro principal interés es el bienestar de nuestro hijo. No olvidéis finalmente que lo que hacemos durante el día va encauzando nuestro sueño. Ante todo la importancia de crear un hábito, para comprender que cada cosa tiene su momento.

 

 

 

 

 

 

 

 

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