Cuando se pregunta a los alumnos de secundaria qué características debe tener un buen estudiante para tener éxito en secundaria nos contestan con palabras como: esfuerzo, dedicación, inteligencia, capacidad de razonar, creatividad y reflexión. Estas son algunas de las palabras que pueden definir cómo es el aprendizaje de nuestros hijos.
Todas estas palabras referidas al mundo del estudiante se pueden agrupar en tres estilos de aprendizaje:
- La gran mayoría elijen esfuerzo y dedicación; estas características están vinculadas a un aprendizaje como repetición de información. Estos atributos que se relacionan con un buen alumno, consideran que la capacidad de aprender es innata y los logros dependen del esfuerzo personal. De este modo el aprendizaje y los resultados obtenidos están alineados. ( Si a todos se les enseña de la misma forma → todos obtienen los mismos resultados). Esta percepción entiende el estudio como una incorporación de la información y ejercitación de una conducta.
- Inteligencia y razón son palabras muy utilizadas por adolescentes; estas son características suficientes para el aprendizaje cuando la información se asimila a través de procesos cognitivos. Se asume un aprendizaje activo en el cual la memoria, la atención y la capacidad para asociar ideas se consideran fundamentales. En este proceso no solo se incorpora la información sino que se relaciona con la que ya se tiene.
- Por último creatividad y reflexión; son características que valoran como buenas pero no necesarias. Sin embargo se consideran significativas para un aprendizaje donde la información necesariamente hay que transformarla. El estudiante tiene capacidad para evaluar la información, explicarla y reconstruirla. No existe un resultado bueno, todos los resultados son válidos con diferentes matices.
No todos aprendemos de la misma manera, por eso es importante saber que según las características que predominen en nuestros hijos, podrán tener más habilidad en los contenidos de las distintas asignaturas según implique un conocimiento conceptual, procedimental, actitudinal o creativo.
