EL PODER DEL HÁBITO DEL ORDEN

EL PODER DEL HÁBITO DEL ORDEN

¿Puedo enseñar a mi hijo a ser ordenado?

El orden es muy importante para los adultos. Como padres podemos pensar que ser ordenado es cuestión de temperamento, de personalidad. Creemos que algunos niños son, por su carácter, ordenados y otros no lo son.

Justificamos, así una situación convirtiendo algo modificable en algo invariable. Y dejamos que sea el tiempo el que nos dirija hacia el camino correcto.

Aunque esta idea es cierta en parte, también es verdad que ordenar nuestras cosas, seguir un orden en nuestras rutinas o poder llegar a pautar nuestro quehacer cotidiano es algo que se puede aprender. Para ello necesitamos:

  1. Creer en el poder del hábito
  2. Creer en la bondad del orden
  3. Ser constantes
  4. Convertirnos en modelos de lo que queremos

Un hábito se alcanza por repetición de manera que cuando ya ha entrado en el engranaje de nuestra vida es muy difícil desalojarlo del lugar que con tanto esfuerzo ha conseguido. Y es tan potente su efectividad porque se convierte en imprescindible para sentirnos bien. Porque si falta ese eslabón en nuestra cadena de actividades hacemos lo que sea para restablecer el equilibrio.

¿Por qué es bueno el orden en nuestra rutina?
  1. Ayuda a ser más autónomos y a adaptarse mejor a las normas sociales.
  2. Desarrolla el pensamiento abstracto al generar categorías de objetos.
  3. Saber ordenar las cosas hace que el niño se sienta más capaz, lo que favorece su autoestima.
  4. Cuanto antes se le enseñe al niño a ser ordenado más se fortalece el engranaje.
  5. Experimenta valores como la cooperación y el respeto.
  6. Se reducen los accidentes domésticos.

Por todo lo anterior, merece la pena aplicarse y ser constante. Para ello os propongo unas ideas básicas:

  • El lugar de cada cosa debe estar bien definido y toda la familia lo debe saber.
  • Las cosas de tu hijo deben estar lo más accesibles posible para él.
  • Negocia con él dónde guardar las cosas en su espacio personal.
  • Intenta que vea la adquisición del hábito del orden como un juego.
  • Involúcrate en el proceso de aprendizaje. La actitud del adulto es básica, valora los intentos y el progreso.
  • Sé concreto y conciso a la hora de pedir cosas a tu hijo, sobre todo cuando estamos instaurando el hábito.
  • El nivel de exigencia debe ir aumentando, pero empieza con algo sencillo.
  • Establece rutinas donde el recoger forme parte de una cadena más amplia.
  • Recoger, ordenar, limpiar… nunca deben ser un castigo.
  • Si se niega a recoger, no debemos hacerlo por él. Tiene que saber que habrá unas consecuencias. Sobre todo mantener la calma, para que vea que tenéis el control.

Finalmente no debemos olvidar que podremos enseñar mejor a nuestros hijos a ser ordenados si nosotros lo somos. Una breve reflexión sobre nuestras puntos débiles nos ofrecerá la posibilidad de afrontar la tarea con éxito.

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *